jueves, 11 de junio de 2009

FLASHES CRUCERO ADRIATICO-EGEO

CLUB DE LOS 60



En busca del clamor de la mar, rompiendo el silencio de la madrugada,

subimos a los autobúses peregrinos y acampamos en Villanubla aeropuerto.

En el corazón del gran pájaro nos elevamos a los cielos de Castilla

y rasgando el velo azul aéreo alcanzamos de Venecia sus orillas.

Nos aguardaba el Gran Mistral, crucero soberbio y señorial,

desafiando la magestuosidad e inmensidad de los mares ignotos.

El Gran Mistral nos abre sus puertas, ocupamos nuestros camarotes

y nos sentimos afortunados disfrutando de sus comodidades.

Somos agasajados en bufetes y restaurantes con manjares deliciosos

aderezados y servidos por personal encantador y profesional.

Salones suntuosos, restaurantes, ranchitos, salas de baile, teatro, bingo y casino.

Piscinas con yakusi en la cubierta ONCE y tiendas con productos variopintos.
Venecia nos espera con sus góndolas,
la Plaza de San Marcos bulliciosa,
palomas que comen en la mano
y el Puente Rialto, soberano.
Tres rugidos lanza el Mistral
y zarpamos a las cinco de la tarde,
en hora de faena taurina,
y partimos hacia Dubrovnik.
Desde la cubierta once contemplamos y despedimos Venecia,
con sus monumentos e islas paradisíacas a la vista,
con intercambio de adioses desde veleros y góndolas.
Surca el Mistral la mar tendida
dejando a popa una autopista de espumas,
mientras avanza surcando la mar azul
con la proa señalando el camino.
Arribamos al puerto de Dubrovnik (Croacia)
y anclamos en el muelle moderno.
DUBROVNIK, ciudad amurallada y costera,
sembrada de reminiscencias históricas,
con voz lastimera rememora los bombardeos serbios
mostrando sus tejados bicolor como testigos.
CORFU, pequeña isla frondosa, coronada por el Palacio de Achillión,
capricho de la Emperatriz Sisi, justifica nuestra visita.
HERAKLION, en la isla de Creta,
visita al ruinoso Palacio de Knosos (restos de un supuesto palacio de 2000 años a. C.).
Si aprecias la arqueología y sus excavaciones, vete y verás torreones y escalones,
sino, ahórrate las molestias.
SANTORINI, bella y típica, con Oia y Fira vestidas de blanco y azul,
parecen murales o estampas colgadas en los acantilados abruptos.
Una iglesia ortodoxa y otra católica ofrecen una postal insólita.
MIKONOS, casitas blancas, callejuelas estrechas y muchas tiendas y bazares,
coronada por molinos manchegos con vertidos en apartamentos.
RODAS, ciudad del Coloso, una de las siete maravillas (que ya no existe),
columnas y anfiteatro en la Acrópolis.
Impresionante la antigua ciudad amurallada por los caballeros de San Juan,
resulta grandiosa y bien fortificada, con calles dotadas de tiendas y bazares
que te conducen a Puerta Colona, al pie del puerto.
PUERTO DEL PIREO, puerta de ATENAS.
¡ Oh... la Acrópolis, el Partenón!
¡ Qué grandiosidad y magnificencia!
Ascender las escalinatas hasta la la columnata del Partenón
es un desafío a las alturas pero merece la pena
por admirar el conjunto arquitectónico descomunal
y contemplar la ciudad de Atenas que se extiende a sus pies alrededor
como una bata blanca de cola de novia.
Gracias al Club de los 6O,
al personal que nos acompañó
y a toda la Organización del Crucero
que hizo realidad nuestra aventura.

P.D. Cuidado con las carteras en Atenas. A una crucerista le birlaron la cartera, fue a denunciar y la policía le dijo que alli nadie robaba, que dijera que la había perdido.
El que lo cuenta se libró de lo mismo por instinto.Una joven rubia tiró del velcro del bolsillo del pantalón donde iba la cartera y ello me puso en guardia. Posteriormente supe lo anterior.
Algunos catalanes dieron la nota reservando butacas o mesas que luego no ocupaban, para disgusto de algunos que no encontraban donde sentarse, a pesar de las advertencias.
Nada más que objetar o reseñar.vvv