¿ Qué es el hombre
sin un halo de cielo?
Una hoja sin nombre
una candela de hielo.
Todo hombre especula
sobre su otra vida,
mientras afanado polula,
su suerte olvida.
El hombre, ser espiritual,
escruta en su soledad
la visión de la verdad
tras cualquier ritual.
Su mente no alcanza
a despejar el dilema,
¿ abrigar interior esperanza
o morir en tierra yerma?
En su espectro mortal
maquina elucubraciones
y proyecta sus ambiciones
con ínfulas de inmortal.
El hombre busca respuesta
a su efímera existencia,
por eso apuesta
por cultivar una creencia.
¿Está errado el creyente
que profesa una religión?
¿Qué hombre con su opinión
le salvará del torrente?
El hombre de cualquier linaje
pretende un ser superior
que escuche su interior
y le acompañe en su viaje.
Se manifiesta en rituales,
ofrendas y procesiones,
con símbolos ornamentales
que arraigan sus tradiciones.
Predominan los sentimientos
sobre las ocultas razones,
triunfan los corazones
sobre los razonamientos.
Desde tiempos inmemoriales
los humanos celebran rituales,
sabiendo que son mortales
imploran ayudas sobrenaturales.
El hedonismo cabalga,
al final la sepultura,
para eso ni Dios ni cura,
salga el sol por donde salga.
En tiempos desnortados,
de valores denostados,
beatificamos al Genarin beodo
para mofarnos de todo.
Contra el libre albedrío,
producen escalofrios
los amagos de coacción
a quienes oran por devoción.
En aras de la libertad,
que el hombre creyente
exprese libremente
su deseo y su voluntad.
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