viernes, 24 de octubre de 2008

UN DIA DE PASTOR


Allá por los años cincuenta, el pastor era un personaje común en el pueblo, pues no había pastores profesionales, sino que de casa iba un jovenzuelo de pastor cada día, según le tocara la vecera, en cuanto a cabras u ovejas se refiere.
Si se trataba de vacas, cada familia cuidaba de las suyas a diario y eran los niños los que las pastoreaban por los distintos valles de Noceda, véase La Canalina,
Canareza, Praolobispo, Fuentetorres,Praoleche, Las Fuentes, El Carrizal, etc.
En el verano, se subían a la Sierra novillas y bueyes a pacer libres por los pastizales de Veneiro hasta Urdiales, en cuyo caso se turnaban algunos hombres que solían subir al atardecer para controlarlos y comprobar que estaban bien o si se había extraviado alguno, regresarlo a los pastos.
Por aquel tiempo comenzaba ICONA a embelgar zonas de monte que plantaba de pinos y había dos conocidos vecinos que hacían de guardas forestales, Cin el de Poldo y Pedro Pinón, quienes multaban a los propietarios del ganado que según ellos había entrado en los pinares.Prueba de ello es que el día en que me quedé huérfano de madre
ellos bajaron los bueyes y multaron a varios vecinos.
En aquellos tiempos había en cada Barrio de Noceda, uno o varios rebaños de ovejas y cabras, pues había unas dos mil cabezas de cada y los rebaños de Rio y Sampedro llegaban a coincidir varias veces, sobre todo próximos a sesteaderos.
Como decía el filósofo griego HERÁCLITO " panta rei", "todo pasa", y asi ha pasado tanto que ya no hay rebaños de ovejas ni cabras ni vacas que guardar, ni terneras que llevar al mercado, ni lecheras que recojan la abundante leche que producía el valle de Noceda ni pastores, por supuesto.
Como la añoranza es grande, voy a intentar remedar un dia de pastor a mediados de noviembre, cuando ya se han pañado las castañas, han caido las nueces y está a punto de entrar el invierno atmosférico.
El niño pastor duerme sobre un jergón de paja y a lo mejor , en colchón de lana.
La habitación no tiene techo de tabla, ni de yeso o escayola y si sopla el cierzo o nieva, la manta que cubre la cama se adorna con algún copo de nieve o humea.
Le despiertan muy temprano, las legañasle ciñen los ojuelos y se los refriega con la mano. Los moquillos se los seca con la manga del jersey. Se asea en una palangana y se enfunda su pantalón de mahón o de pana.
Una cazuela de caldo o de leche con pan y un trago de vino caliente con azucar o miel son su desayuno, y a veces de postre un trago de aguardiente, para que el zagal no tenga frio en el cuerpo. Parece una barbaridad hoy, pero entonces era normal tener la bodega al lado de la cocina y qu los niños bebieran vino o probaran la aguardiente, lo que no suponía se hicieran borrachos.
El pastor con su zamarra y su zurrón al llombo camina sin polienda hacia el corral.Hurga en el buraco de la pared en busca de la llave que abra el portón de madera de castaño o de nogal, y arrea las ovejas fuera del aprisco.
Reunen las ovejas al pie de Chanos o del Campín, y la vecera comienza a trepar por los riscos y ganando la Arbolada,Fontanales,el Corón, Valdemartin,el Sardonal,
la Montera, Rozas. Mientras las reses van triscando los matojos y la hierba otoñal,
el pastorcito contempla el paisaje,el ocre de las hojas del chopo y el castaño, los
pueblos que forman el Municipio de Noceda allá en lontananza y el propio valle de Noceda con sus tres Barrios, Rio, Sampedro y Vega, casi unidos, si no fuera por que se interponen La Calea y Los Arcos, que con los años han cedido y realmente están unidos.
Al pastor acompañan y le protegen unos enormes Mastines con sus carrancas al pescuezo que van batiendo los parajes en busca de los lobos, llenando el valle con el eco de sus ladridos. ( Entonces había lobos que atacaban los rebaños.)
Es otoño avanzado y sopla un cierzo que pone pingando al chavalín hasta las galochas.
Un galfarro, posado en un garrancho de nogal, espía sigiloso el pulular del rebaño.
Una ardilla esquiva y desconfiada trepa por el tuero de la nogal en busca de nueces. Con su cola larga, en forma de plumero, sus garras y la agilidad de un pájaro, salta de un árbol a otro como un saltimbanqui circense, dejando pasmado al chaval.
El pastor prueba su puntería, endilga un cantazo a la ardilla y le cae un conjo furón, como premio a su osadía.
El chavalín se saca una ñácara con su dedo de garfio y coge el pendín camino de el Cervatin. Va arreando el rebaño, silva aquella canción que le cató su madre " tengo una vaca lechera" y su perro Chispa ladra a las ovejas y hace que les muerde en las patas para que continuen el camino.Como el trayecto o recorrido es muy habitual, las ovejas ya conocen las sendas y trochas para librarse de urcivillas y piornos.
El sendero amaga a tollo y el chaval se pega un custrapazo, cayendo de bruces.
Se limpia el morro con las manos y seca las manos refregándolas en los pantalones.
Ya aventan el sesteadero de Rozas, donde hay un corro de nogales, una fuente y un merendero,( hoy con bancos y mesas de piedra y barbacoas). Una reguera de agua fresca y juguetona que ameniza comidas y meriendas con el rumor del agua.
Aprovecha el chavalín para arrejuntar un feije de trochos de fuyacos y aguzos y chisca con una cerilla para prender una fogata, y si encuentra unas castañas de rabusco, hará un pequeño magosto.
En la linde del monte, descubre los restos de un retosón de fuyacos y apaña unas cañas y un tuérgano que tal vez levantó el jabalí con el hocico. El can llambrión zascandilea husmeando en el zurrón en busca de alguna migaja o farraspa de merienda.
Un mendrugo de pan, un chorizo y tortilla española era el menú de costumbre que se llevaba en la fiambrera, acompañado con deliciosa agua de alguna de las muchas fuentes que abundan por los montes y valles de Noceda.DE postre, algunos muñían una cabra u oveja y sorbían la leche.
Una carracha merodea por el zurrón y la sacude con rapidez para evitar que le chupe la sangre. Descubre un arañazo en un dedo y se lo encaña con un cacho trapo que lleva en el bolsillo, de pañuelo.
Despachada la merienda, recobra la polienda y aviado con el machao que lleva a la cintura,tala un cantiao en un subiao para apuntalar el pajar.
Se engarria por un castaño y fisga el retozar del rebaño y como anochece temprano, emprende el regreso repasando el camino.
En aquel tiempo podía encontrar arándanos en la Silva ( cuando subían las cabras y manaba la Fuente Fria al pie de una roca), y miruéndanos en los regueros de Rozas o Linares. También podía comer abrunos, moras o alguna manzana carueza.
De soslayo descubre que la oveja Chana acaba de parir un corderín al que lame sin desmayo. Lo aupa en su brazos y seguido de la madre celosa y el rebaño, emprende el regreso a casa por sendas y trochas, salvando las arribancas y el Carruezo de Chanos( lugar donde se arrojaban animales muertos para lobos y alimañas y que lindaba con lo que hoy es el Camping). Ya llega el rebaño al punto de partida donde esperan los dueños de las ovejas.Cada cual gebra su tajo y las arrea a su corral.
El pastorcico, casi derrengado, vuelve a casa con su tajo de ovejas y se encuentra con su padre que le dice " vamos holgazán, coge la guadaña y trae un feije de verde y no te aturulles".
El chaval descuelga la guadaña, la echa al hombro y con un cordel y el cachapo se va al prao.Siega, hace el feije, se hinca de rodillas y se lo sube a la espalda.
Regresa aballongado y echa de comer a los jatos, además prepara la mañiza para el día siguiente, dejándola sobre la pezonera del carro.
Por fin, de cena unos cachelos con tocino, un vaso de leche y .." a dormir!

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