jueves, 30 de junio de 2011

HIPOTECAS CON CEBO TRAMPA

Entusiasmados por el derecho a poseer una vivienda digna y avalados por el derecho al trabajo y por tanto por una nómina fija, nos creimos la bonanza económica y nos comprometimos con un piso.
Nos endeudamos hasta las cachas y nos lanzamos a la piscina sin agua confiados en el colchón del aval o el flotador de la entrega de la vivienda en el peor de los casos.
Pero hete aqui que el aval no era tal y el flotador era un explosivo.
De la noche a la mañana nos quitan el puesto de trabajo, perdemos los ingresos, el avalista es insolvente y el piso no cubría la deuda hipotecaria.
Qué pudo pasar para que nos echaran a la calle ,perdiéramos el piso y todos los ahorros adelantados además de las letras pagadas?
Aspirabamos a la vivienda como medio de ahorro para el día de mañana y para criar a los hijos en un hogar digno.
La Financiera, la Inmobiliaria y la Banca comisionaron a un tasador con instrucciones de sobrevalorar el piso y asi conceder al cliente un préstamo hipotecario que cubriera el precio de compra-venta y le sobrara para amueblarlo.
El comprador había mordido el anzuelo y se iba encantado, pero el regalo iba envuelto en un contrato leonino con letra menuda e ilegible cuando no incomprensible para el bien intencionado padre de familia o prometido.
Los Bancos e Inmobiliarias estaban conchabados para embaucar al panoli, haciéndole firmar mil letras y documentos cargados de obligaciones y deudas a pagar , con intereses camuflados en Euribor, Taes, comisiones, tasas, registros, Ivas, impuestos sobre transmisiones y actos jurídicos documentados, notarios, etc etc, y eso si no te exigían pagar una cantida en dinero negro para poder firmar la escritura o camuflaban una hipoteca oculta etc.
Si eso no era suficiente, llegó la crisis, la pérdida del puesto de trabajo, letras devueltas por impago y procedimiento de embargo con desahucio.
Los Bancos no tienen sentimientos, solo se afanan en recuperar sus inversiones con ganancias desorbitadas.
Mientras, la familia pierde el dinero aportado, se ve en la calle y sin piso y además obligados a seguir pagando la hipoteca como si el Banco no tuviera culpa de nada.
El Banco se ha beneficiado de la operación asi como todos sus colaboradores. Si se quedan con el piso en dación de pago, la deuda debe quedar cancelada.
Es lo mínimo, pues el único perdedor ha sido el cliente engatusado.
Este atropello legal o no controlado suficientemente por la Administración está destrozando familias y hogares humildes, que se quedan boquiabiertos, alteran la convivencia social y ha de ponerse coto, regulándolo de forma racional y equilibrada.
Que cada palo aguante su vela y si la hipoteca recae sobre el piso, que responda éste y no más secuelas desintegradoras.vvv

1 comentario:

Anónimo dijo...

no se porque lo que expones aqui me resulta familiar.
yo la firme en 2005 y como no havia un talon al portador que paso de mano en mano hasta que le perdi la pista.